Se acercaba la hora, las siete y treinta de la mañana.
Para la mayoría de nosotros era ya una tradición el que cada veinte de mes nos reunamos todos los miembros del colegio para celebrar una Eucaristía en honor de nuestra Madre Dolorosa... pero esta vez era distinto, la de hoy era la primera Misa de la Unidad Educativa Gonzaga y para comprobrarlo participaron de ella nuestros más pequeños compañeros, los mini-chucaritos de primero y segundo de básica que llegaron de la mano de nuestra mascota, la abeja.
Una ceremonia diferente aunque la fe que vivimos es la misma que se cultiva desde siempre y nos invita a continuar siendo más y sirviendo mejor.
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