Mesa redonda Educación ecuatoriana: retos y proyecciones. Participantes: Teresa Sánchez, Fausto Segovia Báus, Patricio Flores, Carmen Cañas, Fabricio Alaña, S.I., Jorge García |
No soy profeta ni hijo de
profeta, muchos menos adivino o mago ni hijo de mandrake, hoy diríamos Orz,
Harry Porter o demás. ¿Qué decir entonces, sobre la educación del futuro?
Para quienes tenemos fe, y
estamos recién en tiempo de Pascua, de resurrección, el futuro es el ahora, junto
al cronos, tiempo temporal y lineal, está el kairós tiempo eterno, profundo y
cíclico. “El Reino de Dios ha llegado y está en medio de ustedes” (Mc 1: 15),
fue el mensaje del Jesús histórico, a quien hoy proclamamos Hijo de Dios en el
Cristo de la fe, modelo de hombre, paradigma de humanidad que nos enseñó y
enseña el camino a la felicidad, a la verdad, a la plenitud, a la
reconciliación entre los hombres, con el mundo, a la valoración de las cosas y
ponderación de las realidades, y en especial al encuentro con lo absoluto, lo
definitivo, Dios.
Por ello, el futuro es el
ahora, lo que estamos haciendo bien, lo que produce felicidad y disminuye
pobreza, distancias y mezquindades ese es el futuro, caso contrario estamos en
el caos y en el abismo. No tengamos miedo a ese caos, si es que nos encontramos
en él. Del caos surge el orden. Entonces el futuro de la educación tiene que
ver con nuestra capacidad de reflexionar desde los intereses del todo y no de
la parte, de caer en la cuenta de nuestros errores, mezquindades y miedos que
nos atan, que nos impiden crecer y pensar. De verdad para ser educador y
educando, se requiere fe. Fe en uno mismo, creer en tus potencialidades y
capacidades, sobre todo en la capacidad de soñar e innovar, primera cualidad del
educador y educando de hoy y del futuro, ese es la gran recomendación que nos
hace FERNANDO SAVATER: “TEN CONFIANZA en
ti mismo y en la inteligencia que te premiará ser mejor de lo que ya eres…Si
soñamos con volar es que vamos a volar, es que debemos volar”. “Y yo había dicho: ¡Vive! Es decir: ama y
besa, escucha, mira, toca, embriágate y sueña” (Manuel Machado) “Tú vives
siempre en tus actos. Con la punta de tus dedos/ pulsas el mundo, le arrancas/
auroras, triunfos, colores/ alegrías: es tu música/ La vida es lo que tu
tocas”. (Pedro Salinas)
LA
DURA REALIDAD ES CLARA
La actual crisis de la
educación tiene que ver con la crisis de humanidad que hay en nuestra
civilización, con el cambio de época que se viene diciendo hace tiempo, en
donde lo más impactante es el modelo de ser hombre y mujer, de organizarse la
sociedad que viene surgiendo, si hoy sufrimos el impacto de la crisis ecológica
por la falta de un desarrollo sustentable es por la poca conciencia que tenemos
de nuestra responsabilidad ante el cosmos y las nuevas generaciones. Muchos se
quedan en la obvia y clara crisis de valores, pero esta no es culpa solo de los
individuos, sino de sus modelos y de la sociedad toda.
“Todo parece lícito si produce poder, si produce
placer o si produce dinero, que son los valores esenciales. Para obtenerlos se
sacrifican vidas y personas. Por ello, cada día ganan más y más terreno las
llamadas economías subterráneas como la corrupción, el sicariato, la
delincuencia, el secuestro, la prostitución de adultos y de niños, la
pornografía, el tráfico de drogas, de armas, de órganos y hasta de personas. El
llamado de Jesús “Amaos los unos a los otros”, lo estamos cambiando por “Armaos
los unos contra los otros”. Por otra parte, propuestas moralizantes y discursos
con fervientes llamados a la ética, ocultan con frecuencia, la manipulación, el
ansia de poder, la corrupción, el engaño, la mentira. Hoy se miente tanto y tan
descaradamente que ya no sabemos qué es verdad y qué es mentira, pues hemos
matado el valor de las palabras” (A. Pérez Esclarin, Educar en valores, 2012).
LA
EDUCACIÓN DEL FUTURO SERÁ…
La educación del futuro
será distinta a lo que vemos que no nos ha hecho bien, no nos ha permitido
sacar lo mejor de nosotros y de manera especial, como dice una amiga, debe ser
aquella que nos diga algo más que las matemáticas y la ortografía:
Desde niña tuve problemas
con la concentración, porque desde niña he tenido una imaginación muy activa. Además
recuerdo que no podía estar en un mismo lugar por mucho tiempo. Eso me pasó
inclusive hasta en la secundaria. Más aún, hasta en la universidad. Me salía del aula o de la “jaula” como solía
decir del lugar a donde daban las clases y simplemente me iba a pasear por ahí.
Más grandecita, simplemente salía de clases porque me aburrían la física y las
matemáticas o había entendido rápidamente lo de la lógica y la ética; si eran
historia o literatura pensaba saber más que las profesoras, seguro yo estaba equivocada,
ellas sabían más, pero en ese tiempo yo era un tanto sobrada. En esos aspectos.
Quiero decir, que a más de
repelarme, bajarme en conducta, enviarme a la biblioteca, e inclusive recibir
una nalgada de parte de un director y un reglazo en la mano de parte de una
profesora, nadie me enseñó a concentrarme, a mantener mi imaginación bajo
control y a estar quieta en un lugar, prestando la debida atención. Al alumno
hay que prepararlo. Es como cuando vas a hacer pizza, primero preparas la masa.
Se debe partir de la
educación de los pensamientos y de las
emociones para evitar perturbaciones que resultan luego en calificaciones
bajas, pérdidas de año escolar, y por sobre todo, baja autoestima y desánimo en los estudiantes. No es que intento
presentar a los estudiantes como unas víctimas. Aunque siendo sinceros sí lo son, de un sistema educativo, en su
mayoría, obsoleto. Conquistar la mente
para lograr concentrarse y prestar atención. Son aspectos que deben empezar a
trabajarse en casa, desde los mismos padres y enseñar esto a los hijos desde
que son pequeños. El docente sabe que el modelo del aprendizaje significativo y
cooperativo es el más eficaz en este sentido, para ello deber hacer sus clases
con esa capacidad de captar la atención y potenciar la creatividad de sus
alumnos en vez de controlarla.
LOS
PILARES DE LA EDUCACIÓN DEL FUTURO
Los pilares de la
educación del futuro se los puede ver desde arriba o desde abajo. Desde abajo
viendo el por qué, en ese sentido son válidos los de Delohir, educar para ser, saber,
hacer y convivir son necesarios. Pero
vistos desde arriba desde el para qué educamos insistimos en lo que se viene
diciendo desde hace años y se ve como la prioridad de la educación.
Educamos
para vivir en democracia, no para la democracia; los centros
educativos serán lugares para vivir y construir una genuina democracia, no es
cuestión solo de eficiencia y calidad, sino de justicia, solidaridad e
inclusión, lo que fomenta una ciudadanía responsable, que acorte las
diferencias entre lo público y lo privado y crezcamos todos con las misma
igualdad de oportunidades para crecer, ser, saber y hacer.
Los centro educativos del
futuro serán centros de productividad
integral, no máquinas del hacer, sino laboratorios de vida, ingenio, pensamiento,
no mera clases magistrales. Como decía el científico de MIT Noam Chomsky: “No se puede
esperar que alguien llegue a ser, por así decirlo, biólogo, nada más con darle
acceso a la biblioteca de biología de la Universidad de Harvard y diciéndole:
"léela". Eso no le sirve de nada, y el acceso a internet es lo mismo:
si no se sabe lo que se está buscando, si no se tiene idea de lo que es
relevante, dispuestos a cuestionarse esta idea, si no se tiene eso, explorar en
internet es sólo tomar al azar hechos no verificables que no significan nada.
Todo eso no sale de la nada. Si no existe un sistema cultural y educativo activo, enfocado en la estimulación de la exploración creativa, con independencia de pensamiento, con disposición a cruzar fronteras para desafiar las creencias aceptadas... si no se tiene eso, no obtendremos la tecnología que lleva a obtener beneficios económicos. Beneficios, sin embargo, que no creo que sean el objetivo principal del enriquecimiento cultural y la educación. Un físico mundialmente famoso, aquí en el MIT daba, como muchos catedráticos, cursos a estudiantes nuevos. Un estudiante le preguntó qué temas se iban a cubrir durante el semestre y su respuesta fue: "No importa lo que se cubre, sino lo que se descubre". Y es correcto: la Enseñanza debe inspirar a los estudiantes a descubrir por sí mismos, a cuestionar cuando no estén de acuerdo, a buscar alternativas si creen que existen otras mejores, a revisar los grandes logros del pasado y aprenderlos porque les interesen. (en:www.paulofreire.org, accedido el 10 de abril de 2012).
Los centros educativos serán lugares de expresión y celebración de la vida. Los problemas reales de la gente, de los que sufren hambre, enfermedad y soledad deben llevarse al aula para buscar reflexiones que confronten la teoría con la práctica para aplicar soluciones posibles a los males reales. El gozo de la vida es estímulo y clave para la vida, por ello los centros educativos deben ser bellos y bien cuidados. Estimulando la creatividad de los chicos, su imaginación y emociones sin consentirlos ni ser alcahuetes y en vez de competitivos que sean competentes y cada uno se acostumbre a dar lo mejor de sí. El educador es quien ayuda al alumno a descubrir y potenciar sus posibilidades.
Los centros
educativos en frase de Antonio Pérez Esclarín, serán lugares de formación
permanentes del docente. Debemos evitar el
consumo para mejorar la calidad, consumo de talleres, cursos, títulos. Formar
adecuadamente al docente supone un cambio radical para transformarlo en
consumidor de cursos y talleres, y repetidor de conocimientos y teorías, en
productor de conocimientos y soluciones a los problemas o situaciones
problemáticas que le plantea la práctica. Tener claridad que si bien uno
explica lo que sabe o cree saber, uno enseña lo que es. Esta transformación
pasa por un proceso de “deseducación”, de revisión crítica de concepciones y
prácticas. La idea es ir construyendo una nueva subjetividad abierta al
cuestionamiento y al crecimiento personal, a la crítica reflexiva, al diálogo,
a la tolerancia, a la diversidad y al desarrollo integral de las propias
potencialidades, pues toda genuina formación supone una transformación de la
persona y del hacer pedagógico. Tener claro que el docente, ante todo es un
profesional de la reflexión.
Muchas cosas
más se podrían decir, nos hemos enfocado en los centros educativos, pero
debemos tener claro que en los tiempos de “revolución ciudadana” no habrá tal
sin “revolución educativa” y sin diálogo social. Debemos pasar de la “escuela a
la educación”, abrir el sistema escolar al contacto con el mundo exterior,
construyendo puentes con otros sistemas de aprendizaje, es esencial para el
propio fortalecimiento de la educación escolar y para delimitar mejor el papel
específico, que le toca asumir a esta hoy. (RM Torres, 12 tesis para el
cambio). Como de la “escuela a la comunidad de aprendizaje”. Es indispensable
volver a vincular escuela, familia y comunidad, en una relación
multidimensional y compleja, de doble vía, qué pueden hacer todos juntos, para
asegurar la educación para todos y el desarrollo humano.
Como dice la
Doctora Rosa María Torres, coincidiendo con A. Camus, San Ignacio de Loyola y
tantos otros, “quien tiene claro los fines, elige los medios más aptos”. “Quien
tiene claro un por qué vivir sabrá el cómo”.
En todo este
rollo de la educación y más en un mundo globalizado de una sociedad del
conocimiento, urge mirar experiencias significativas, exitosas, para aprender y
cuestionar lo que hacemos, no para copiar y meramente reproducir, pues sabemos
que el tema de los contextos y la cultura son de vital importancia en el éxito
de una propuesta educativa, pero si hay claves que nos dan pauta, como dijo la
presidenta de Filandia: “la receta para que los jóvenes sobresalgan en los
exámenes internacionales de matemáticas, ciencias e idioma es tener buenos
maestros. Lo fundamental para mejorar la calidad educativa no es cambiar
los planes de estudios, ni aumentar indiscriminadamente los sueldos, ni
siquiera reducir el porcentaje de estudiantes por maestro, sino elevar la
calidad de vida de los maestros. Maestros con dignidad, que aman su profesión
como vocación divina, que valoran su misión, pues la profesión docente requiere
un estatus digno en todo sentido. Conocimiento, comunicación y motivación
docente, claves del futuro (A. Oppenheimer, Basta de Historia, p. 388).
Recordemos
MAESTROS LAS PALABRAS QUE SIMÓN BOLÍVAR le dirigiera a SIMÓN RODRIGUEZ el 19 de
enero de 1824, estando en la cumbre de su gloria, le escribió desde Perú:
“Usted formó mi corazón para la libertad, para la justicia, para lo grande,
para lo hermoso. Yo he seguido el sendero que usted me señaló. Usted, fue mi
piloto, aunque sentado en una de las playas de Europa. No puede Usted figurarse
cuán hondamente se han grabado en mi corazón las lecciones que Usted me ha
dado: no he podido borrar siquiera una coma de las grandes sentencias que Usted
me ha regalado”.
Con estas
palabras, Bolívar reconoce y agradece que fue su maestro quien sembró en su corazón
los anhelos y el compromiso por la libertad y la justicia, que espoleó su
corazón para lo grande y lo sacó de una vida frívola y sin sentido. Rodríguez
fue para Bolívar, un verdadero maestro.
Esta anécdota
sigue siendo actual y si no pregúntense jóvenes cómo los hombres más creativos
y hoy millonarios del mundo llegaron a amasar sus fortunas, BILL GATES y STEVE
JOBS no terminaron la universidad, el uno y el otro apenas la comenzó, tuvieron
serias dificultades económicas, usaron su imaginación gracias a un profesor de
secundaria en el caso de Gates y un curso de estilo y belleza de las formas, el
único semestre que tomó Jobs, ya que su madre no tenía dinero y tuvo que
venderlo para que él estudiara, los nuevos padres, apenas pudieron pagar un
curso en un College, pero fue suficiente para despertar en JOBS la creatividad
y entusiasmo y ponerse a trabajar en sus obras geniales y fundar la Apple. (El diario el Universo publicó (19 de
octubre del 2011, 9A) el discurso que pronunciará Jobs en el 2005 en una
graduación a la que fue invitado en la universidad de Stanford).
FABRICIO ALAÑA E., S.J.
Mesa redonda
sobre educación,
Unidad
Educativa GONZAGA
QUITO, 17 de
abril de 2012.
Excelente exposición,
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